¿TIENES PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO?
Comienza un nuevo año y una vez más llenamos nuestras listas de propósitos a realizar, de nuevos retos que alcanzar, sueños que conseguir.
En las últimas semanas se ha hecho viral un propósito precioso a través de redes sociales, y es el hecho de recuperar el contacto físico, el calor humano de nuestras relaciones con la simple excusa de tomar un café.
Estoy segura de que lo has leído o incluso lo has compartido. Dice algo así como
“A partir de enero, decidí cuidar más de mis amigos, así que… te invito a tomar un café!
Las 12 primeras personas que comenten «quiero», les invitaré a un café en algún día de este año, y le aseguro una buena conversación (sin teléfono).
y si, invito yo. Cómo, cuándo y dónde será una decisión mutua. La única condición es que antes de responder «quiero» publiques esto en tu muro ofreciendo lo mismo a otras 12 personas. Vamos a vernos más!
Conversaciones rescatadas en persona, abrazos y risas.
Si tu comentario tiene un «me gusta» mío, es porque has cumplido con la condición necesaria; si no has publicado el desafío en tu perfil, no podré cumplir el objetivo.
Quiero tener un 2O18 con más conexión, amistad y humanidad y sobre todo, menos teléfono ……….
Es un poco ñoño pero hay que dejar el whatsapp y verse más!!”
Quizá hasta yo misma lo publique en mi muro, porque la verdad que me parece una iniciativa preciosa y va muy alineado mi filosofía de “mi mejor regalo es tu tiempo y tu presencia” . Es tan importante el retomar el contacto físico, diría que casi urgente, porque no me ha ocurrido ni una vez ni dos que me he encontrado con personas que
¡¡ no saben dar abrazos!!.
Aunque vivimos en una era en la que la comunicación y el estar conectados es más fácil que nunca gracias a las redes sociales, coincide que también es la era en la que más desconectados de nosotros mismos y de los demás estamos. Cada vez hay menos contacto físico, menos llamadas de teléfono, menos quedar para tomarte algo, o vernos, o simplemente estar. Cada vez sabemos menos del otro, de sus anhelos, de sus inquietudes, de lo que piensa, lo que siente, lo que le gusta… ya que nos limitamos a asomarnos a esa ventana virtual en la que publicamos fotos y mensajes la mayor parte de las veces mostrando una realidad que no es del todo real.
Todavía estoy esperando hace como 3 o 4 años el resultado de otras cadenas similares a la de este año de la “invitación a café”, en aquel momento era un “regalo” o un “libro”. Me apunte a ese “yo quiero” de varias personas que lo publicaron, a ver qué ocurría… y ocurrió lo que suele ocurrir con el resto de propósitos, que durante las dos primeras semanas estamos a tope, pero luego volvemos a nuestra rutina y viejos hábitos y se nos olvidan nuestras promesas.
Aunque en realidad, el que nos hace la jugada es nuestro querido amigo Ego, al que le gustan poco o nada los cambios y va a intentar por todos los medios sabotearnos para continuar manteniéndose en su zona de confort, en lo “malo conocido”, en esa comodidad de estar en un espacio controlado.
Qué ocurre después, que esas pequeñas o grandes promesas incumplidas se van acumulando en nuestra mochila de cargas y culpa, y afecta directamente a nuestra autoestima aunque no seamos conscientes de ello. porque al final no es que sea un compromiso con el otro, sino que es un compromiso contigo mismo que has decidido y manifestado que vas a hacer algo que se queda almacenado en tu subconsciente y al no cumplirlo se le asocia un mensaje de “no soy capaz” o “no me lo merezco”.
Esas pequeñas promesas incumplidas (apuntarme al gimnasio, aprender inglés, perder peso, viajar más, quedar con mis amigas del colegio una vez al mes…) son pequeñas gotas que van llenando un vaso. Y llega un día que te sientes fatal y no sabes por qué ya que no ha ocurrido nada de envergadura que identifiques, pero si han ido ocurriendo pequeñas cositas “sin importancia”, que como decía una profesora “muchos poquitos hacen un muchito”, que han ido creando conexiones en tu subconsciente y haciendo grande ese mensaje de no tener lo necesario para conseguir algo.
Bien, y ¿qué hacemos para que nuestras buenas intenciones fallidas al final no afecten a nuestra autoestima?
Muy sencillo:
Tip #1: COMPROMETETE SÓLO A AQUELLO QUE PUEDAS CUMPLIR.
Parece una perogrullada, pero es así de fácil y de complicado a la vez, ya que no solemos ser honestos con nosotros mismos y no nos escuchamos.
Cuando se plantea ante ti una situación en la que puedas o quieras comprometerte con algo, plantéate si es una meta factible o ambiciosa teniendo en cuenta la duración o cuánto se prolongará en el tiempo; teniendo en cuenta tu situación actual y el tiempo real que le puedes dedicar para cumplirlo; si te afecta sólo a ti o hay más implicados; si lo haces qué beneficios te aportará a ti y a tu entorno…
Si es un propósito ambicioso y que se prologará en el tiempo, como lo es por ejemplo el quedar con X personas a tomar un café a lo largo de todo el año, piensa que un año son 12 meses, 365 días, 8760 horas… Quizá puedas organizar tu agenda y programar tus primeros cafés durante el primer o segundo mes, al igual que el resto de tus actividades, pero pasando el tercer o cuarto mes entran en juego un montón de variables que se puedan traducir en contratiempos y finalmente no se realice esa actividad.
Para que puedas conseguir tus propósitos, te propongo que los fracciones en metas más cortas, más cercanas. Por ejemplo puedes hacer el ejercicio de planificación de forma mensual, semanal o diaria. Lo que te resulte más cómodo. Gestiónalo igual que si fuera la agenda de tu trabajo y las tareas que tienes por hacer en ese periodo. Por ejemplo dividir este propósito en “este mes voy a tomar café con 3 personas”, y a partir de ahí planificas tus semanas.
Puedes dedicar un día a la semana: jueves o martes suelen ser buenos días para planificar la siguente semana cuando hay otras personas implicadas; viernes o domingo cuando solo participas tu.
Puedes dedicar una hora al inicio de cada día para planificar todas las tareas para ese día.
Te propongo que te hagas un cuadrante con el tiempo que le vas a dedicar cada día o cada semana para ello, y que vayas verificando si lo has cumplido o no.
Si haces la planificación día a día, te resultará mucho más sencillo poder rectificar al día siguiente si no has cumplido, y así, día a día, semana a semana, mes a mes verás que has sido capaz de llevar a cabo todos tus propósitos.
Recuerda felicitarte y celebrar de alguna forma cuando tu chequeo de tareas diarias o semanales ha conseguido verificaciones.
Tip #2: COMUNICATE CON LAS PERSONAS IMPLICADAS
Es importantísimo en cualquier relación interpersonales (con otras personas), ya sea en lo profesional, social o familiar la COMUNICACIÓN.
También parece evidente, pero muchas veces lo pasamos por alto, ya que damos por supuestas muchas cosas, como por ejemplo, creer saber lo que piensan o sienten los demás.
A veces simplemente dejamos de hacer algo porque la otra persona no ha dado señales de vida y automáticamente pensamos que tampoco quiere o que se desentiende… y nada más lejos de la realidad. Estamos pensando eso desde nosotros mismos, ya que por el momento no hemos desarrollado el poder de replicar exactamente las circunstancias del otro. Por lo tanto lo que yo creo que otra persona cree, no es más que mi interpretación.
Por eso es fundamental la comunicación clara y directa, sin suposiciones, sin dar por hecho cosas, ya que a la larga crea confusión, malosentendidos y malestar en la relación.
Si por cualquier circunstancia no vas a poder cumplir tu parte de ese propósito que involucra a otra persona ¡díselo!
Si por cualquier circunstancia te apetece modificar ese propósito que involucra a otra persona ¡díselo!
Dicen que hablando se entiende la gente ¡¡apliquémoslo!!
TIP #3 ENCUENTRA LA RAZÓN PODEROSA POR LA QUE LO HARÁS
Ahora leyéndolo parece también obvio que nuestro propósito se sustenta en un motivo importante para mi.
Claro, pero también se nos olvida ese motivo o no le damos la importancia adecuada, por lo que finalmente terminando por no cumplir el propósito.
Es un ejercicio importante el pararte a pensar cuál es la motivación auténtica de querer conseguir tu propósito, por lo que te invito a que te pares, tomes un par de respiraciones profundas y comiences a preguntarte: ¿para qué quiero conseguir esto ¿ (ojo que no hay que contestar con un “porque…”), ¿cuál es el beneficio que voy a obtener si lo consigo?, ¿cómo me va a afectar a mí y a mi entorno?…
Tan importante como preguntarte y escucharte es el que lo escribas. ¡¡Escríbelo!! No confíes en tu memoria, porque lamentablemente fallará y tu saboteador interno hará que se te olvide.
Además, al escribir, estás invitando al resto de tu cuerpo, al resto de tus células a empezar a moverse, a tomar acción, a que se alineen con tu objetivo. Acción que necesitas para llevar a cabo tu propósito.
Escríbelo y colócalo en un lugar donde lo puedas leer a menudo, a diario. Esto te ayudará a mantener tu motivación y voluntad día tras día.
Y sobre todo, recuerda:
Voluntad es la capacidad de cumplir un propósito mucho después que la emoción del momento haya pasado.
Sandra Caba
Empiezaporti.com
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